En el dinámico y globalizado sector marítimo, la ciberseguridad ha surgido como un pilar fundamental para garantizar la continuidad y seguridad de las operaciones.
Este ámbito, que representa el 90% del comercio mundial, depende cada vez más de sistemas tecnológicos avanzados, como herramientas de navegación digital, plataformas de gestión logística y redes de comunicación interconectadas. Sin embargo, la creciente digitalización lo expone a riesgos significativos que pueden afectar no sólo la eficiencia operativa, sino también el bienestar físico de las embarcaciones y tripulaciones.
Los ciberataques han aumentado en frecuencia y sofisticación en los últimos años. Desde intentos de secuestro de sistemas de navegación hasta la manipulación de datos en puertos y cadenas de suministro. Un intento intencional exitoso de acceder al sistema, puede paralizar rutas comerciales estratégicas, generar pérdidas económicas millonarias y dañar la reputación de las empresas involucradas.
No obstante, la protección efectiva frente a estas amenazas ha tenido que incluir el desarrollo de protocolos de seguridad, la implementación de planes de detección de intrusiones y la capacitación continua del personal de mar y tierra, así como el cuidado de los sistemas de navegación por GPS, el cifrado de datos sensibles y el monitoreo constante de las redes digitales. La cooperación entre empresas navieras, autoridades portuarias y organismos reguladores también resulta crucial para establecer estándares internacionales que fortalezcan la resiliencia del sector frente a posibles amenazas.
La Organización Marítima Internacional (OMI) ha reconocido la importancia de la ciberseguridad y ha emitido directrices para que las compañías marítimas las incluyan en sus gestiones de seguridad, recomendando evaluar y mitigar peligros cibernéticos, asegurándose de que las medidas sean proporcionales a la magnitud de las operaciones de cada entidad.