El dragado es una actividad esencial en la navegación marítima, ya que asegura la operatividad y seguridad de los canales de navegación, puertos y otras vías acuáticas.
Este proceso consiste en la remoción de sedimentos, arena, lodo y otros materiales del fondo marino para mantener o aumentar la profundidad de estas rutas, permitiendo el paso seguro de embarcaciones de diferentes tamaños.
Sin el dragado, los canales de navegación se verían obstruidos por la acumulación de materiales, lo que limitaría la capacidad para transitar, podría provocar accidentes o encallamientos, y un peligro latente para el medio ambiente marino. Además, esta operación es fundamental para el mantenimiento de puertos comerciales, asegurando que los barcos puedan atracar y realizar operaciones de carga y descarga sin contratiempos.
Esta técnica no sólo mejora la seguridad y eficiencia de las rutas marítimas, sino que también impulsa el desarrollo económico, permitiendo un flujo constante de comercio internacional. Asimismo, puede ser una medida preventiva contra inundaciones, ya que facilita el desagüe de aguas en caso de tormentas o mareas altas.